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Cómo vivir la fidelidad de Dios de generación en generación. (Parte 2)
Viviendo la fidelidad de Dios de generación en generación:
La Fidelidad es el lenguaje del Reino, por eso debemos enseñarla.
Encender la fidelidad y renovar el compromiso con Dios en la vida de nuestra familia, es el llamado como padres.
Hay una palabra que el cielo valora más que el talento, la emoción o la elocuencia, es la fidelidad, que nos permite permanecer en Cristo.
La fidelidad no se mide por lo que hacemos cuando todo va bien, sino por lo que seguimos haciendo cuando nadie nos aplaude, nadie nos ve, aun cuando nos parece injusto.
Dios no busca hijos perfectos, ni una casa perfecta, sino que anhela nuestro corazón para Él, busca que seamos perseverantes en la fe.
Hombres y mujeres que, aunque el cansancio los visite, siguen de pie en el lugar donde Él los plantó, en su matrimonio, en la creación de una familia, en una congregación de fe.
Que sirven no porque todo sea fácil, sino porque han comprendido que el llamado es un pacto, no una temporada, la fidelidad es una pacto de continuidad.
“El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel.”
– Lucas 16:10
Ser fiel en lo poco no es conformarse con lo mínimo, es demostrarle a Dios que puede confiar en ti para lo eterno.
Cuando permaneces firme en medio de la presión, estás predicando sin palabras.
Cada vez que eliges quedarte cuando podrías irte, servir cuando podrías esconderte, perdonar cuando podrías rendirte, estás escribiendo tu nombre en la historia de los fieles.
La fidelidad no es emoción, es convicción
Las emociones suben y bajan, pero la fidelidad se sostiene en la revelación del amor de Dios, que es inamovible, por eso las escrituras nos afirman que aunque nosotros seamos infieles, Dios permanece fiel, de generación en generación.
Cuando sabes quién es Él, no lo sirves por lo que hace, sino por lo que ya hizo en la cruz.
El compromiso con Dios y con Su casa no se alimenta de la aprobación humana, sino del fuego interno de una vida rendida. Ese fuego solo se mantiene encendido en el altar de la intimidad. Solo en este lugar su naturaleza se derrama en tu corazón y eres transformado, como El. Eres fiel, porque Dios es fiel.
Muchos inician el camino sirviendo por gratitud, pero pocos permanecen sirviendo por pacto.
Los fieles no cambian de lugar cuando cambia la estación; se adaptan, maduran, y siguen confiando en el mismo Dios que los llamó.
“Ahora bien, se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel.”
1 Corintios 4:2
Ser parte de una iglesia, una familia o una visión espiritual es una responsabilidad celestial.
Cuando permaneces fiel a la visión y a la comunidad que Dios te confió, estás honrando al Dios que te envió allí.
No hay crecimiento sin raíces, y no hay raíces sin fidelidad.
No se trata de lo que recibes, sino de lo que edificas con tus manos, tu tiempo y tu corazón.
El enemigo no teme a un cristiano talentoso, teme a uno constante en la fe.
La fidelidad genera legado natural y espiritual para tus hijos.
Cada acto de obediencia, cada servicio silencioso, cada oración cuando nadie te ve está construyendo algo más grande que tú: una herencia espiritual.
“Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad permanece de generación en generación.”
Salmo 100:5
Cuando permaneces fiel, tus hijos heredan estabilidad espiritual.
Cuando te mantienes comprometido con el llamado, estás abriendo caminos para los que vendrán detrás.
Tu constancia hoy es el testimonio que otros seguirán mañana.
Tu fidelidad hoy es el cimiento de una generación que amará a Dios sin reservas.
Ten en cuenta las debilidades que debes evitar para mantenerte fiel a Dios:
1. La desconexión espiritual
Puedes alejarte lentamente de la presencia de Dios, aunque sigas asistiendo a la iglesia. Pero dejar de tener intimidad con la Palabra, con la comunidad de fe, debilita el espíritu, te adormece y tu fe se vuelve superficial.
La escritura en Apocalipsis 2:4 nos exhorta “Has dejado tu primer amor.”
Recuerda “ Cuando el hombre pierde su fuego interior, su hogar pierde dirección.”
2. La autosuficiencia
Hoy en día, las corrientes modernas nos hacen creer que puedes con todo: trabajo, familia, decisiones… sin depender de Dios, sino de tu propia opinión, algo muy contrario de vivir en los principios espirituales, que nos llama a la dependencia de Dios para hacer su voluntad, y ser aconsejados por el Espíritu Santo que es espíritu de vida y verdad.
La autosuficiencia es una actitud alimentada por el orgullo y la independencia.
Proverbios 3:5-6 nos alienta a “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia.”
Recuerda: “ El orgullo es el disfraz del cansancio no entregado a Dios.”
3. La doble vida o la incoherencia
Parte de una vida religiosa es carente del espíritu de vida, por lo que no vive lo que predica. Esta contradicción destruye su testimonio e hiere la fe de sus hijos, muchas veces apartándose de la fe en Dios y de la Iglesia.
En el Libro de Santiago 1:8 encontramos “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.”
Recuerda: “Nada apaga más la fe de una familia que un padre sin integridad.”
4. El agotamiento no sanado
Muchos padres y madres son fieles trabajadores, pero emocionalmente vacíos. Viven ocupados y cargados, sin entregar su carga a Dios, por lo que están emocionalmente enfermos y terminan desconectados espiritualmente.
El Señor nos invita en Mateo 11:28 a descansar “Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar.”
Recuerda: “Dios no quiere hombres perfectos, sino presentes y restaurados.”
Pon en práctica las fortalezas que como padres fieles a Dios, ayudan a modelar la fidelidad en la vida de tus generaciones:
1. El altar personal
Como padres trabajar la prioridad de encontrarte con Dios antes de encontrarte con el mundo. Cada día orar, leer la Palabra y escuchar la voz del Espíritu son esenciales para la vida de tu casa. El altar personal tiene que ser un deleite que produce vida en la dinámica de la familia. Un altar que emitirá el deseo de participar juntos en la adoración al Señor.
“Su delicia está en la ley del Señor… será como árbol plantado junto a corrientes de aguas.” Salmo 1:2-3
Recuerda: “ Su fidelidad comienza en secreto y se refleja en público.”
2. La obediencia
La vida espiritual no se trata solo de creer, sino de actuar en fe. Por que la sin obras está muerta.
Si recordamos la imagen familiar tan significativa en Génesis 22, Abraham fue probado en su fidelidad al ofrecer a Isaac en un sacrificio. Dios lo libró de la muerte, pero el corazón de Abraham fue probado. Nosotros como padres pasamos por estas pruebas de fidelidad por medio de la obediencia, hoy con ayuda del Espíritu Santo y con la certeza de las escrituras de que el hijo no fue sacrificado, al contrario Dios provee y multiplica.
Recuerda: “Dios no busca sacrificios vacíos, sino obediencia que nace del amor.”
3. El liderazgo espiritual en casa
Como padres, ejercer liderazgo no es solo una opción, es nuestra responsabilidad. Ora con tu esposa, bendice a tus hijos y muestra siempre una dependencia firme en Dios.
Efesios 5:25 nos ordena “Maridos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella.»
Recuerda: “El hombre fiel protege, guía y ora por su casa como Cristo lo hace por la Iglesia.”
4. El servicio en tu casa y en la Iglesia
Servir por gratitud, en todos los ámbitos, sin esperar recompensa sino con la fiel motivación de servicio para Dios, abre la puerta para que tus hijos entren en el servicio por amor y no por ser vistos o distorsionadas motivaciones.
1 Corintios 15:58 nos alienta: “Sean firmes e inamovibles, abundando siempre en la obra del Señor.”
Recuerda: “ El hombre fiel no busca fama, busca frutos para Dios.”
5. La rendición continua
Como padres fieles reconocer la dependencia de Dios, y debilidad, te mantiene en humildad ante Dios.
Trabajar de la mano de Dios, confiar en Él, aprender a rendir cuentas de todo lo que haces, te mantiene fuerte en el espíritu, con una mente clara y fuerzas sobrenaturales para bendecir tu familia.
“Mi poder se perfecciona en la debilidad.”
2 Corintios 12:9
Recuerda: “El hombre fiel no es el que nunca cae, sino el que siempre vuelve al altar.”
Activa la fidelidad:
La fidelidad del hombre no se mide por su fuerza, por lo que puedas lograr o tener sino por su dependencia de Dios.
Cuando un hombre vuelve al altar, su esposa encuentra seguridad, sus hijos encuentren dirección y su casa encuentra propósito. Una generación fiel comienza con un hombre rendido a los pies de Cristo.
Oración
» Señor, renueva en mí el fuego del primer amor.
Devuélveme la pasión por servir sin condiciones.
Que mi fidelidad sea un reflejo de la tuya, que nunca cambia.
Enséñame a permanecer donde Tú me has plantado, a honrar la visión que me confiaste, y a construir con mis manos un legado que te glorifique.
Hazme fiel en lo poco, firme en la prueba, y constante en el amor.»En el nombre de Jesús,
Amén.
Con amor intencional,
Pastora Gabi Q
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