¿Cómo cuidar el corazón de tus hijos?

Prevenir el daño emocional y espiritual en nuestros hijos es una tarea fundamental. Dios nos llama a ser padres sabios y amorosos, guiando a nuestros hijos con paciencia y amor.

Desde mi propia experiencia como hija, al llegar a ser madre, nos pusimos de acuerdo en nuestro matrimonio de cuidar el corazón de nuestros hijos para que sean guardados y crecieran lo más sanos posibles. Es evidente que nadie vive ajeno a ser lastimado y herido. 

Pero sí teníamos claro que somos colaboradores de Dios para la formación de nuestros hijos, por lo tanto tomamos algunas decisiones para cuidar el corazón de nuestros pequeños hijos:

  • Tomar los errores de nuestros padres como un recurso de aprendizaje, sin juzgar. Amar y aceptar.
  • Procurar nuestra sanidad emocional, ocuparnos de ella y no postergarla.
  • Arribar a la madurez emocional para afrontar la paternidad.
  • Liberarse de traumas, y asumir el rol con alegría y paz.
  • Perdonar el rechazo, dejar la culpa, sanar la herida y asumir la responsabilidad.
  • Madurar implica reconocer que somos co-creadores de una nueva vida.

¿Mi consejo? Especialmente si eres joven y aspiras a formar una familia, casarse y tener hijos, empieza tu sanidad ya. Empieza buscando a Dios, la madurez espiritual es la llave para sanar el corazón. Comienza tu a ser esa persona con la que anhelas formar a tus hijos.

¿Otro consejo? Recuerda que el mejor momento para guardar el corazón de tus hijos es cuando son pequeños. Ten una conciencia despierta y comprometida de estar presentes en su vida, dedicar tu vida a la formación de su corazón, para no llegar al lugar de perderlo o no conocerlo. Recuerda que no podemos exigir a otros que sean algo que nosotros no somos.

Te aconsejo que medites en Dios, con que vas a llenar su corazón, tú tienes la responsabilidad, no lo dejes en manos ajenas. Decide llenarlo de paz, de buenos pensamientos, de emociones de validación, de fe y la Palabra de vida y creadora de Dios. Decide hoy volcar las buenas semillas en el corazón de tus hijos. Para ganar confianza, y crear ese lazo de amor contigo, no con terceros o peor aún con objetos.

También ten en cuenta de dedicar tiempo en cubrir sus necesidades, lo esencial es conectarlos con una fe viva, no fingida, y desde allí lo emocional será más productivo y eficaz, para que lo material no sea lo primordial, claro que no se debe abandonar. Pero este es un orden sano para el corazón y las relaciones familiares, para no distorsionar el propósito de una familia detrás de bienes económicos, desgastando y rompiendo relaciones en pos del dinero.

¿Cómo cuidar el corazón de nuestros hijos?

Prevenir el daño emocional y espiritual en nuestros hijos es la clave. Es una labor continua y compleja, ten en cuenta que cada hijo es diferente y sus corazones también. Por lo que deberás pedir día a día la guía del Espíritu Santo para ser certeros en el cuidado de cada hijo. 

Te comparto algunos principios que usamos y te serán de guía:

1. Amar a nuestra pareja.

Los hijos aprenden sobre el amor y la seguridad observando la relación entre sus padres. Un matrimonio basado en el respeto y la comunicación sana fortalece el corazón de los hijos. Te animo a tener en cuenta la guía de “Cómo puede la oración fortalecer tu matrimonio.” (lee aqui)

2. Vivir una fe genuina.

La coherencia entre lo que creemos y lo que vivimos es clave. Dios nos llama a ser luz en nuestra casa, reflejando Su amor y verdad a través de nuestras acciones diarias.

3. Disciplinar con amor.

La corrección es necesaria, pero siempre desde la paciencia y la sabiduría. Efesios 6:4 nos dice: «Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.»

4. Mantener el compromiso familiar.

Dios aborrece el divorcio (Malaquías 2:16) porque sabe el daño que causa en la familia. Es vital trabajar en el matrimonio y buscar ayuda si es necesario para preservar el corazón de los hijos.

5. Dedicar tiempo de calidad.

La atención es una de las formas más importantes de mostrar amor. Pasar tiempo con los hijos, escucharlos y compartir con ellos fortalece la relación y su autoestima.

6. Enseñar con el ejemplo.

Proverbios 22:6 nos exhorta: «Instruye al niño en su camino, y aun cuando sea viejo no se apartará de él.» Los hijos siguen lo que ven, no solo lo que se les dice.

¿Entonces, por qué perdemos el corazón de nuestros hijos?

Existen varias razones por las que los hijos pueden alejarse de sus padres y, en muchos casos, de Dios. A continuación, exploramos seis de ellas:

1. El desamor, la falta de demostrar amor entre los padres y hacia los hijos.

Los hijos aprenden sobre el amor de Dios viendo el amor entre sus padres. Cuando crecen en un hogar lleno de tensión y maltrato, pueden desarrollar heridas emocionales que los alejan de la fe y de sus padres.

2. Una vida espiritual tibia.

Muchos padres asisten a la iglesia, pero en casa viven de manera contraria a la fe que profesan. La falta de coherencia genera confusión y hace que los hijos rechacen el evangelio, y los padres como representantes de la fe en la tierra.

3. Disciplinar con enojo.

Cuando corregimos a nuestros hijos desde la ira, en lugar de guiarlos en amor, sembramos miedo y resentimiento. Es fundamental disciplinar con sabiduría y amor.

4. El divorcio.

Muchas veces, los padres ven el divorcio como una solución sin medir el impacto emocional en sus hijos. Una separación puede marcar a los niños de por vida si no se maneja con responsabilidad y amor.

¿Cómo recuperar el corazón de tus hijos?

Si sientes que tu relación con tus hijos se ha debilitado, aún hay esperanza. Dios padre es experto en recuperar lo perdido, tomate de su mano y toma acción.

El corazón de los hijos y el amor de Dios Padre que sana

Malaquías 4:6 «Y él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.»

Este versículo encierra una poderosa profecía sobre la reconciliación familiar y la restauración espiritual. Dios anhela restaurar las relaciones rotas y sanar las heridas del corazón, especialmente dentro de la familia. 

Hoy, a través de Jesucristo, esta promesa sigue vigente, trayendo sanidad y restauración a tu casa..

La familia es el reflejo del amor de Dios, y la armonía entre padres e hijos es esencial para el bienestar espiritual y emocional. Sin embargo, cuando la relación se fractura, pueden surgir heridas profundas que afectan la identidad y el corazón de los hijos. El desarrollo de la oración y el perdón abren la posibilidad de una restauración genuina y vuelva a nacer la confianza y el amor.

  • El corazón de los padres representa la actitud y el amor de los padres hacia sus hijos.
  • El corazón de los hijos se refiere a la obediencia y el respeto filial hacia sus padres. 

Esta reconciliación entre padres e hijos, resalta el valor de la familia y cómo el amor entre padres e hijos es importante para nuestras vidas y bienestar. Estas tres claves pueden ayudarte a restaurarla:

1. Atención.

Dedica tiempo de calidad a tus hijos. Pregúntales cómo están, pasa tiempo con ellos, escúchalos. La presencia de los padres en la vida de los hijos es más valiosa que cualquier regalo material.

2. Reafirmación.

Bendice a tus hijos con palabras de afirmación y amor. Hazles saber que son valiosos y que Dios tiene un propósito para sus vidas. La bendición activada en palabras de fe tiene una repercusión sobrenatural en los corazones.

3. Afecto.

Expresa tu amor a través de abrazos, besos y gestos de cariño. Muchos padres no aprendieron a demostrar afecto porque ellos mismos no lo recibieron, pero es hora de romper ese ciclo.

Cada acto de reconciliación tiene que estar bañado de oración, para que la intervención divina del amor de Dios, traspase toda herida y sane para que sea consolidada la restauración.

La importancia del corazón en la vida espiritual

La Biblia nos recuerda que el corazón es el centro de nuestra vida espiritual y emocional:

  • Proverbios 4:23 «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.»
  • Marcos 7:21-22 «Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios…»

Lo que hay en el corazón de nuestros hijos determinará su camino en la vida. Como padres, tenemos la responsabilidad de sembrar en ellos amor, fe y valores que los guíen hacia Dios.

Ora con fe cada dia, cree, persevera y declara:

  • Mi  familia será restaurada y reconciliada en el amor de Dios.
  • Mis  hijos encontrarán identidad y seguridad en su relación con el Padre celestial.
  • Habremos de buscar el corazón de nuestros hijos para guiarlos en el temor y amor a Dios.
  • Este es el tiempo de volver nuestros corazones a los hijos, de ayudarles a crecer sanos para glorificar a Dios en todo lo que sean y emprendan.
  • Tomamos el desafío, que el amor del Padre sea la base de nuestras casas. 

Cree por tu familia en Dios.

Con amor e intención.

Gabi Quintero.